Desde el mismo origen de la civilización, los viajes han influenciado el desarrollo y crecimiento de las personas. La pasión por el aprendizaje y la exploración, siempre han sido unas de las formas fundamentales para conseguir evolucionar como sociedad.
Los viajeros antiguos al viajar se encontraban con culturas desconocidas, precisamente lo desconocido ha sido uno de los principales motores de progreso humano, ya que en los viajes encontraban conocimiento, descubran productos, medicinas, alimentos y técnicas que les permitían innovar y desarrollarse.
El viaje como herramienta educativa
En estos tiempos, a principios del siglo XXI, en plena expansión de Internet, el viaje se está convirtiendo nuevamente en una fuente primordial para el aprendizaje. Y los jóvenes cada vez más prefieren disfrutar de viajes educativos que vacaciones en la playa o la montaña.
Dicen que nada desarrolla tanto la inteligencia como viajar, y de cierta forma, viajar nunca ha dejado de ser una excelente forma de buscar nuevos conocimientos y experiencias, y de experimentar nuevas emociones. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que viajar y aprender son sinónimos.
Aunque siempre que se viaja se aprende algo nuevo, sabemos que no todos los viajes tienen ese propósito. Existen muchos motivos para viajar actualmente, pero independientemente de la causa que origina el viaje, sea aventura, negocios o deportes, siempre queda algún aprendizaje.
Pero, ¿Realmente existen viajes turísticos educativos, en los que la educación y el aprendizaje son el único objetivo? Por supuesto que sí. Actualmente existe un tipo de viaje que se está haciendo popular, los Erasmus, no son más que viajes con el propósito de nuevos idiomas.
Podríamos decir que el turismo educativo es aquel donde el pretexto para el viaje es el aprendizaje o la educación. Y el mundo globalizado de hoy ha impulsado que muchas escuelas utilicen los viajes como una herramienta fundamental para su desarrollo.
La pasión por el aprendizaje permanente
Aprender fuera de aula y de la escuela, es uno de los objetivos de los viajes educativos. Y son cada vez más las escuelas y las familias entienden que este tipo viajes dejará una huella imborrable en la mente de los jóvenes.La convivencia y la integración en el hotel y en las excursiones, las actividades compartidas y el compañerismo que se genera, es propicio para fomentar y fortalecer las capacidades de relaciones personales y sociales. No solamente es aprender, es conocer personas y relacionarse con ellas.
Pero hay algo que les quedará y les marcará para siempre: la pasión por el aprendizaje. Aprenderán que viajar es una escuela, donde aprenderán idiomas, gastronomía, arte, geografía, costumbres, tradiciones y muchas cosas más.
Nunca olvidarán esta experiencia y querrán repetirla cada vez que tengan oportunidad. Y cuando sean padres y tengan sus propios hijos, les impulsarán a viajar como lo hicieron ellos alguna vez.
Y es que viajar definitivamente despierta emociones y pasiones, y la pasión peor el aprendizaje permanente nunca se extingue, nunca se apaga. Y un joven que se apasiona por aprender será una mejor persona de adulto. Así que ¡atrévete a viajar y aprender!